MARINA
Hoy terminé Marina de Carlos Ruiz
Zafón, era de imaginar que me gustaría, lo que no sabía era que iba a tocar algunas fibras íntimas
del ser, desde la causalidad de las cosas, las historias, los lugares, hasta las piedras,
esas que alguna vez fueron tu asiento, apoyo incondicional al borde del borde.
El autor dice que es uno de sus
favoritos, tal vez tenga algo de autobiográfico y recorra también en él jirones
de su piel o alma en llamas. Lo cierto es que Marina, Oscar, Germán, Eva, Froilán
y hasta el “malo” de la trama Mijail…son seres llenos de pasión y al mismo tiernos y frágiles,
que sufren y luchan en este mundo con los carriles impredecibles de la vida y
la muerte.
En algún momento dice Marina “siempre se recuerda lo que nunca sucedió” y transitando esa premisa, leyendo, devorando
las líneas entre sombras de mansiones oscuras y húmedas, entelonadas de terciopelos negros y
el volar de mariposas, uno, yo, tú, lector ávido, te desmoronas en la tristeza
súbita de lo inasible, de lo tenue del existir, sobre todo cuando quieres hacer
el bien al otro y no puedes. Cuando lo
amado está más allá de lo que tus manos pueden asir.
Lo irreal entonces se transforma
en real, en la posibilidad de suceder. Hasta que no puede suceder.
Vaya esto en humilde homenaje para este inestimable escritor, que tan
joven falleció dejando en el aire la
promesa inconclusa de muchas más inolvidables obras y siendo que él también
será inolvidable para nosotros.
24 de octubre del 2022
© magdalena pizzio