En el pequeño parque todo era bullicio. Niños de todas las edades
correteaban y jugaban hasta en las posiciones más absurdas. Había uno, por
ejemplo, que daba vueltas carnero y
cuando estaba enroscado, se quedaba en esa postura un largo rato y miraba al mundo. Toboganes,
hamacas y subibajas eran un concierto de movimiento y colores de trenzas, pies,
ojos y manos.
Luki estuvo un rato largo esperando tras un árbol. De donde venía no
había tantos niños. Se acercó con timidez y la niñera que cuidaba, sentada en
el banco amarillo, lo espantó con la mano. Algunos corrieron asustados. Otros
lo miraron con indiferencia desde sus juegos.
Y, muy lindo no era (según los valores humanos). Pequeño, patizambo,
narizón y con la cabeza casi perdida en un sombrero puntiagudo. Intentó dos o
tres veces hablarles, pero no lo escuchaban o no lo entendían. Ya estaba por
darse por vencido, con un brillo raro en el
borde de los ojos, cuando la vio.
Una nena, con ojos vacuos, sentada en el pastito, parecía escuchar
todo. Cuando le habló, dio vuelta la cabeza y no se fue.
-Hola. Me llamo Luki ¿y
vos?-le preguntó.
-Bea. ¿No es una ironía?
No. Es bonito-le contestó mientras se acomodaba a su lado.
-¡Siempre me traen y aquí me dejan!....porque no puedo jugar como ellos.
-¡Juguemos nosotros entonces!- Y Luki comenzó a contarle un cuento.
De árboles llenos de flores y animales enormes (porque él los veía a todos
enormes). De cascadas ruidosas y pájaros de colores. De gotas mansas besando la
tierra y gordas nubes remolonas…
Bea, en su imaginación, vivía
cada palabra, cada vuelo, cada flor y con una sonrisa en los labios, estiró una
mano y tocó su rostro.
-Eres raro- le dijo.
-Ustedes también-…y siguió compartiendo ese mundo, distinto para él,
redescubierto en palabras.
Cuando ya atardecía, convencidos de que se volverían a encontrar, se
despidieron felices. Felices en su nuevo y único juego.
Y justo cuando un rayo de sol hacía brillar el moreno rostro de su
amiga, Luki miró hacia atrás, antes de internarse en el bosque.
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Cuento de la Antología Cuando el viento habla.-Centro Escritores Ing. C. Cipolletti-2013 |